miércoles


¿Se puede enseñar a morir?
Habría que morir delante del alumno
Venir a clases habiendo muerto muchas veces
Habiendo pasado exámenes
Durante los cuales se muere.
“Murió a las tres veinte: mención Muy Bien.
Su tercera muerte fue mejor que la segunda
Puede morir mejor”.
En realidad, en realidad os digo, exclama el muerto
Profesor ex muerte
En realidad lo que llamamos morir
No es un irse
Es un llegar a destiempo.
Obsérvese al Señor Tiempo, el jubilado tiempo de gris crónico
Al Cronos onomástico
Con su ramo de flores y con su olor a velas.
El que, ya pasados los cincuenta, baila al ritmo y al compás
De tiempos ya idos para siempre
El siempre vivo que nos roba las horas pocas.
Ergo, no hablemos de quienes aprenden a morir.
Morir es como la bicicleta
Es como nadar bajo el agua
Con los ojos abiertos para siempre
Es un severo ser menos de repente.
Repitan
¡quiero morirme!
Escriban en las demostinas paredes
“morir un poco”
En realidad, en realidad os digo (es un secreto)
Que morir es aprender
Cada hecho va a morir
En donde menos se espera.
El que se abstiene ya murió
El que se atreve y da el salto
Caerá en plena muerte.
Palo porque muere
Palo porque no muere
Porque eso no se enseña
No
No puede enseñarse.
Ahora que si de morir,
Morir de veras
Se trata
Esas son palabras mayores
Eso nada tiene que ver
Con el morir de cada día
Nada que ver con la pequeña muerte de los amores
Con morirse de ganas
La Parca arcaica es otra cosa
Se lo digo yo
Desde mi ultratumba
Aquí no hay sol ni luna
Solo espejos
Solo espejos
Y a veces
El fuego fatuo del frío infierno.


Raúl Ruiz

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