Escarbando muros, levantando el
suelo
De la misma manera que estas
montañas de escombros o acumulaciones de materiales de construcción se nos
presentan como acciones en cuya aparente oposición se ajusta el continuo de
una misma reflexión, aparecen los proyectos
en que la artista se dedica a cavar en los descampados y retirar material de la
fachada de un edificio industrial, así como los proyectos de levantar para
luego cubrir el suelo de espacios de exposición.
Estas obras se corresponden en
una búsqueda por saber qué hay debajo de las construcciones y los espacios que
habitamos, pálpitos sumergidos bajo la apariencia de una realidad inapelable y
que constituyen capas susceptibles de ser escarbadas, tanto en los descampados
como en las construcciones urbanas y en la pavimentación que constituye nuestro
suelo.
.
En la misma línea surgen
proyectos para espacios expositivos, en los que la artista levanta los diversos
materiales que constituyen el suelo, documentando la acción, para luego cubrir
el piso como si nada hubiera ocurrido y exponer el registro en la misma habitación
una vez restaurada, como en el caso del Rijkmuseum en Ámsterdam, procedimiento
que había empleado ya con motivo de una exposición en un recinto ferial en la
misma ciudad:
“El plan era llegar a la sala de
exposiciones varios días antes de la inauguración con el espacio vacío y
levantar el suelo para averiguar qué hay debajo y volver a cubrirlo
inmediatamente. De forma que cuando el público llegara el suelo estuviera
perfectamente reconstruido y sólo quedara la documentación que cuenta lo
sucedido en este espacio anteriormente (el público llega tarde)” .
Su interés de sacar a la luz lo
que hay debajo remite no sólo al suelo sino también a lo que hay detrás, en el
caso de las fachadas, anexionando el proceso de remover capas de superficie
mural a la acción de desnudar una memoria oculta, descubierta en los materiales
implicados en su construcción. Esto se enmarca dentro del mismo procedimiento
de Almarcegui de distinguir cada uno de los materiales que componen una
edificación, medir sus elementos y calcular su masa. Es así como ante la
propuesta de elaborar un proyecto de intervención en un edificio industrial,
ubicado en Bruselas, la artista comenta:
“Medí cada componente y calculé
su masa. El edificio pesaba 4.762 toneladas: 2.460 eran de ladrillo, 2010 de
hormigón, 51 de acero, 10 de madera, 2 de cristal, etcétera. En la fachada del
edificio me propuse extraer la pintura blanca para ver que materiales había
debajo. Durante quince días saqué varias capas de la pared, de forma que los
materiales de construcción del edificio y su historia iban surgiendo” .
Así como los agujeros realizados
en el suelo actuarían como la perforación de una horizontalidad, superficie o
base de un espacio determinado (en donde descubrir una visibilidad para luego
exhibir su ocultamiento), podría verse en este descascarar vertical del muro
una tendencia a hacer visible un lugar a partir de su destrucción (en cámara
lenta). Gestos tan opuestos, a lo menos en apariencia, como pintar una fachada
o descascararla, operan en consecuencia al plan de una mirada que quita la
piel, como el accionar de un anatomista, o bien que viste de gala ante la
irreversibilidad de la pérdida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario